jueves, 21 de agosto de 2008

Día 41

21/08/2004

Muxia, Santiago

He llegado a las nueve y media a Santiago. En el viaje he estado charlando con dos peregrinos de Barcelona.

En llegar me he dirigido a la catedral, quería abrazar al santo de parte de todas las personas creyentes que me han ayudado en mi camino, ya sea mediante ayuda directa o con un simple mensaje de ánimo.

Sorprendentemente, en la cola me he vuelto a encontrar con Erasmo. A las doce hemos entrado a la misa del peregrino (para mí no muy significativa, pero no podrán decir que no sé lo que es). Después me ha invitado a comer y hemos tenido oportunidad de conocernos un poco más.

Por la tarde hemos estado dando una vuelta por Santiago. También hemos visitado la casa de Troya, una vieja casa típica de Galicia con una gran historia que nos ha explicado una guía.

A eso de las siete nos hemos venido para la estación, pues yo cojo el autobús a las nueve y media. Hemos estado otro buen rato charlando y, después, él se ha marchado, pues aún tenía que hacer unas compras. Se me ha hecho difícil la despedida, es un gran hombre.

Ahora mismo me acabo de encontrar con las hermanas de Sevilla que conocí en O’Cebreiro. Ellas también van a Madrid primero, para luego coger otro autobús.

Se supone que aquí acaba mí camino, pero yo creo que solo acaba de empezar. Mañana llegaré a casa y vuelvo muy cambiado, bueno, evolucionado. Han sido muchas las experiencias que he vivido y, seguro, marcarán mi vida de forma muy especial. También he conocido a personas muy especiales que seguro nunca olvidaré.

Seguramente no habré alimentado muy bien mi cuerpo de comida, pero si he alimentado a gran escala mi corazón. Vuelvo a casa con un espíritu más puro, con las ideas muy claras, sabiendo perfectamente como soy y lo que soy, y vuelvo con ganas de exprimir hasta la última gota de esta vida que tengo que vivir, que quiero vivir.

Muchos pensaron que era una gran locura y muy arriesgado pero, hace 41 días salí de mi casa dispuesto a cruzar España entera andando, nada más con una mochila vieja en la espalda y muy poco dinero.

Conseguirlo ha significado mucho para mí, me he dado cuenta de que, aunque sea con mucho esfuerzo, con fuerza de voluntad se puede conseguir cualquier cosa, y recalco cualquier cosa, por muy disparatada o imposible que parezca.

Claro que he pasado por momentos muy malos y duros, había veces que parecía que nada podría ir peor, pero luego ha habido momentos estupendos, preciosos, emocionantes, por los que merece la pena pasar por todo lo malo.

Este mes y medio ha sido el más intenso de mi vida y he aprendido mucho, a la vez que he tenido la oportunidad de conocer todos mis sentimientos.

Mi camino acaba de empezar, hasta siempre.

No hay comentarios: