jueves, 21 de agosto de 2008

Día 41

21/08/2004

Muxia, Santiago

He llegado a las nueve y media a Santiago. En el viaje he estado charlando con dos peregrinos de Barcelona.

En llegar me he dirigido a la catedral, quería abrazar al santo de parte de todas las personas creyentes que me han ayudado en mi camino, ya sea mediante ayuda directa o con un simple mensaje de ánimo.

Sorprendentemente, en la cola me he vuelto a encontrar con Erasmo. A las doce hemos entrado a la misa del peregrino (para mí no muy significativa, pero no podrán decir que no sé lo que es). Después me ha invitado a comer y hemos tenido oportunidad de conocernos un poco más.

Por la tarde hemos estado dando una vuelta por Santiago. También hemos visitado la casa de Troya, una vieja casa típica de Galicia con una gran historia que nos ha explicado una guía.

A eso de las siete nos hemos venido para la estación, pues yo cojo el autobús a las nueve y media. Hemos estado otro buen rato charlando y, después, él se ha marchado, pues aún tenía que hacer unas compras. Se me ha hecho difícil la despedida, es un gran hombre.

Ahora mismo me acabo de encontrar con las hermanas de Sevilla que conocí en O’Cebreiro. Ellas también van a Madrid primero, para luego coger otro autobús.

Se supone que aquí acaba mí camino, pero yo creo que solo acaba de empezar. Mañana llegaré a casa y vuelvo muy cambiado, bueno, evolucionado. Han sido muchas las experiencias que he vivido y, seguro, marcarán mi vida de forma muy especial. También he conocido a personas muy especiales que seguro nunca olvidaré.

Seguramente no habré alimentado muy bien mi cuerpo de comida, pero si he alimentado a gran escala mi corazón. Vuelvo a casa con un espíritu más puro, con las ideas muy claras, sabiendo perfectamente como soy y lo que soy, y vuelvo con ganas de exprimir hasta la última gota de esta vida que tengo que vivir, que quiero vivir.

Muchos pensaron que era una gran locura y muy arriesgado pero, hace 41 días salí de mi casa dispuesto a cruzar España entera andando, nada más con una mochila vieja en la espalda y muy poco dinero.

Conseguirlo ha significado mucho para mí, me he dado cuenta de que, aunque sea con mucho esfuerzo, con fuerza de voluntad se puede conseguir cualquier cosa, y recalco cualquier cosa, por muy disparatada o imposible que parezca.

Claro que he pasado por momentos muy malos y duros, había veces que parecía que nada podría ir peor, pero luego ha habido momentos estupendos, preciosos, emocionantes, por los que merece la pena pasar por todo lo malo.

Este mes y medio ha sido el más intenso de mi vida y he aprendido mucho, a la vez que he tenido la oportunidad de conocer todos mis sentimientos.

Mi camino acaba de empezar, hasta siempre.

miércoles, 20 de agosto de 2008

Día 40

20/08/2004

Fisterra, Muxia

Ayer me comentaron que desde Fisterra se puede ir a Muxia y que es un sitio muy bonito, digno de visitar. Pensé que no sería mala idea ir a Muxia.

Por la mañana me han dado de almorzar en el albergue. Un gran almuerzo.

He salido a las diez de Fisterra dirección Muxia. El camino ha estado muy chulo, había veces que me encontraba totalmente inmerso en los bosques de Galicia y apenas había senda por la que pasar.

Se me ha hecho muy corta la etapa, a pesar de los 30 kilómetros que separan los dos pueblos costeros.

Aquí no hay albergue pero los peregrinos podemos dormir en el polideportivo sobre unas colchonetas. Cuando he llegado al polideportivo había tres chavales de entre diez y doce años. Se llaman Brais, Sergio y Alberto. Son muy buenos chavales y he estado un buen rato charlando con ellos.

A eso de las siete me he ido a la costa a disfrutar de la vista. En las rocas aún se nota un poco el rastro que dejó el prestige, da mucha pena.

La puesta de sol ha sido preciosa. El sol se ha perdido en el mar. Me he vuelto a sentar en la roca más próxima al agua y aquello también parecía el fin de la Tierra. Allá donde mirabas solo se veía mar.

Mañana tengo que madrugar para coger el autobús de las siete y media que me llevará a Santiago. Hasta pronto.

martes, 19 de agosto de 2008

Día 39

19/08/2004

Olveiroa, Fisterra

Hoy también he empezado a caminar con Attila, pero a mitad de camino él se ha parado a tomar unas fotos.

También ha estado toda la mañana lloviendo.

Tras atravesar una larga playa he llegado a Finisterre. Nada más llegar al albergue he descargado la mochila y me he ido a la playa a darme un baño. El agua estaba muy buena. Luego he dado un gran paseo recorriendo toda la playa.

Todo el mundo decía que a eso de las ocho y media se iba al faro a ver la puesta de sol, pero yo me he esperado a ir después de cenar, cuando la gente ya regresaba.

He llegado al faro de noche y no había casi nadie. He ido directo a la última piedra del cabo y me he sentado.

Tras una media hora me encontraba solo, únicamente me alumbraba la luna y la luz del faro que pasaba por encima de mí intermitentemente. A mis pies, chocaba el agua contra las rocas. Si cerraba los ojos sentía como mi alma se escapaba de mi cuerpo y volara a bailar con el viento fuerte que allí soplaba. Casi parecía que el viento quería deshacerse de mí.

Ha sido un momento muy emocionante. He cruzado España de costa a costa andando.

Tras disfrutar del momento he regresado al albergue. Al lado de éste había un concierto de Folk y me he quedado un rato a verlo. Se me han hecho las doce de la noche. Hasta pronto.

lunes, 18 de agosto de 2008

Día 38

18/08/2004

Negreira, Olveiroa

He salido del albergue con Attila y hemos caminado juntos todo el día. Hemos sido los últimos en salir, serían eso de las diez.

Casi todo el camino ha estado lloviendo, pero eso no era lo peor. Hacía un viento terrible, era difícil mantener la capa de lluvia en su sitio y resultaba muy costoso caminar, pues el aire venía de frente.

A unos diez kilómetros de Olveiroa hemos parado en el porche de una casa porque llovía en exceso. Teníamos un trozo de chorizo que recogí del albergue y cuando nos lo íbamos a comer ha aparecido la señora de la casa donde estábamos sentados. Muy amablemente, le he preguntado si nos podría sacar algo de pan para acompañar el trozo de chorizo. Tras unos minutos la mujer ha sacado unos trozos de pan. Se lo hemos agradecido mucho. Casi cuando habíamos terminado, la mujer ha salido con un plato con dos muslos de pollo y unos pedazos más de pan. Attila y yo, llenos de alegría, no nos lo creíamos.

Cuando habíamos acabado con la comida aún ha vuelto a salir la señora con dos grandes tazas de café con leche y un paquete de galletas. Yo he quedado muy saciado con toda esa comida. La verdad es que ha sido increíble. Attila y yo nos mirábamos con cara de asombro.

Tras agradecerle una y otra vez todo a la señora, nos hemos marchado. El camino ha sido más ameno desde entonces.

Hemos cogido las últimas camas que había en el albergue. Cuando he salido a la calle, después de preguntarle una cosas a la hospitalera, cual ha sido mi sorpresa al ver a Erasmo paseando por allí con su cámara. He estado un buen rato charlando con él.

He vuelto a cenar conjuntamente con Attila, después él se ha marchado a dormir. Yo me he quedado un rato más con todos los peregrinos que acudían a cenar.

Son ya las once y ya estoy en la cama preparado para dormir. Hasta pronto.

domingo, 17 de agosto de 2008

Día 37

17/08/2004

Santiago, Negreira

Hoy he llegado a Negreira. Ha sido una etapa corta, apenas 20 kilómetros, pero han estado marcados por la lluvia.

A mitad de camino me he cruzado con Attila, un húngaro de 26 años. Es ingeniero informático pero me ha comentado que está cansado de los ordenadores y ahora es protector de medioambiente.

Hemos cenado juntos en el albergue (tortelini con tomate) y hemos conversado un buen rato. Nuestro único medio de comunicación es el inglés, pues no tiene ni idea del español.

También he conocido a tres chicas que rondan los 20 o 25 años y que son voluntarias en una ONG. Con la que más hablo es con Amaya, que es la única española.

Hoy me acostaré pronto. Estoy bastante cansado. Por cierto, ha estado toda la tarde lloviendo torrencialmente. Hasta pronto.

sábado, 16 de agosto de 2008

Día 36

16/08/2004

Arca, Amenal, Cimadevila, San Paio, Lavacolla, Vilamaior, San Marcos, Monte do Gozo, Santiago de Compostela

He llegado a Santiago a eso de las 11. Ayer no me equivocaba, hoy ha llovido mucho, ha sido una llegada un tanto mojada.

Nada más entrar en Santiago la gente iba muy deprisa para llegar a la catedral. Yo, un poco precavido, me he dirigido a la oficina de información que hay al principio de la ciudad para preguntar por la ubicación del albergue.

He conseguido plaza en el albergue y he descargado las cosas para dirigirme, ahora sí, a la catedral.

Nada más salir del albergue me ha llamado Pedro. Él y Esther llegaron ayer, y hoy cogían el autobús de vuelta a casa. Ellos ya estaban por el centro de Santiago y hemos acordado encontrarnos en la oficina del peregrino, donde yo tenía que recoger la Compostela.

Estaba un poco diferente de cuando lo vi por última vez, su barba es más densa y su moreno más oscuro.

Después de hablar un rato con ellos parece que no han disfrutado al máximo su camino.

Hemos comido juntos, hemos visitado el museo y hemos dado unas vueltas por la ciudad. La despedida no ha sido muy larga, pues en pocos días nos veremos de nuevo.

No he sentido una extrema satisfacción al llegar a Santiago, pues mi camino aún no ha llegado a su fin. Mañana partiré hacia Fisterra, creo que en tres días habré llegado.

Mis últimos tres días han sido muy duros y estoy muy cansado. Hasta pronto.

viernes, 15 de agosto de 2008

Día 35

15/08/2004

Ventas de Narón, Lameiros, Ligonde, Eirexe, Portos, Lestedo, Valos, Mamurria, Brea, Lamelas, Rosario, Palas de Rei, Xan Xulián , Pallota, Outerio da Ponte, Pontecampaña, Casanova, Campanilla, Coto, Cornisa, Leboreiro, Disicabo, Furelos, Mellide, Carballal, Raido, Parabispo, A Perosa, Boente, Castañeda, Pomariño, Pedrido, Río, Ribadiso de Baixo, Ribadiso da Carretera, Árzua, As Barrosas, Raido, Fondevilla, Cortobe, Pereiriña, Tavernavella, Calzada, Calle, Ferreiros, Boavista, Alto, Salceda, Xen, Ras, Brea, Rabina, Santa Irene, Rúa, Burgo, Arca

Ha resultado que el albergue era el de Ventas de Narón. Me he despertado a las ocho y, tras recoger rápidamente mis cosas (estaba en la cocina del albergue y entorpecía mucho el paso) he salido a caminar de nuevo.

Hoy ha sido un día muy duro. Son las diez y media de la noche y acabo de llegar a Arca, a solo 15 kilómetros de Santiago, pero esta vez no caminaré de noche. Habré andado unos 65 kilómetros sin parar. Ha sido muy intenso. Al final del día ha llovido un poco, pero creo que nada comparado con lo que parece que me espera mañana.

Hasta pronto.

jueves, 14 de agosto de 2008

Día 34

14/08/2004

Sarriá, Vilei, Barbadelo, San Silvestre, Rente, Mercado, Mouzós, Xisto, Domiz, Peña Leimán, Peruscallo, Cortiñas, Lavandeira, Brea, Morgade, Derreiros, Cruceiro, Mirallos, Pena, Couto, Rozas, Moimentos, Cotarelos, Mercadoiro, Moutras, Parrocha, Vilacha, Portomarín, Gonzar, Castromaior, Hospital da Cruz, Ventas de Narón

Son las cinco menos cuarto de la tarde y se acerca el momento de partir hacia mi locura.

A todas las personas a las que les he contado lo que pienso hacer les parece que es algo imposible, pero yo, por el contrario, pienso que sí se puede hacer realidad, no digo que vaya a ser fácil, pero no creo que sea imposible.

Además, la gente cree estar segura de su imposibilidad, cree conocer lo que hay en el fondo del barranco sin ni siquiera haberse acercado al borde para mirar. Sencillamente tienen miedo de caer. Y, sin acercarse, sin arriesgarse, solo puedes imaginar lo que hay abajo, pero no ver, ni sentir, lo que en realidad esconde el abismo.

Ya es la hora. Pero estoy tranquilo. Hasta pronto.

…………….

La noche era oscura y la niebla muy densa. A causa de la intensa humedad mi ropa está completamente mojada. Me dolía mucho el pecho y se hacía muy difícil respirar. No conseguía ver nada que estuviese a más de medio metro de mí, lo único que se podía ver era una inmensa manta blanca que me envolvía por completo y que, cuando la luz de mi linterna alumbraba, solo conseguía ver una niebla más blanca.

Sería la una de la madrugada, a la altura de Ventas de Narón, cuando perdí el buen camino. Después de andar un buen rato en dirección errónea he comenzado a dar vueltas por el bosque totalmente perdido. No veía nada, nada que pudiese orientarme. Aún no se cómo, he acabado en una carretera. Después de andar unos 500 metros sobre ésta he podido identificarla. He llamado al móvil a David y, tras informarle rápidamente de mi situación le he dicho que buscara en la guía de carreteras la nacional 640. Tras localizarla me ha indicado la dirección y la salida que debía tomar en la carretera.

Apenas veía los carteles de la carretera, tan solo conseguía leerlos cuando algún coche pasaba. Después de un par de kilómetros he visto una señal del camino de Santiago. Un poco después he visto un edificio con luz y, al acercarme, me he encontrado con un albergue. Por suerte (mucha suerte), la puerta estaba abierta. Una vez dentro me he metido en la primera habitación que había. Se trataba de la cocina.

Y aquí estoy, a las tres de la madrugada, en no sé qué albergue, alumbrándome con la linterna, totalmente empapado y tirado en la esterilla. Esperaré a que se haga de día para proseguir mi camino.

Hasta pronto.

miércoles, 13 de agosto de 2008

Día 33

13/08/2004

O’Cebreiro, Liñares, Hospital de la Condesa, Padornelo, Fonfria, Biduedo, Filloval, As Pasantes, Ramil, Triacastela, San Cristóbal, Lusio, Reuche, San Martino, Samos, Frollais, San Mamede do Camiño, Sarriá

Salir de la montaña de Cebreiro con una niebla muy intensa y siendo todavía de noche ha sido muy difícil. Ha habido un momento que incluso he pensado que iba por mal camino. Pero por otra parte ha sido muy interesante andar por esas sendas yo solo. Había un cierto ambiente de misterio que me ha gustado mucho.

A las dos horas de estar andando he empezado a alcanzar a los que habían salido antes que yo.

Los caminos están infectados de gente, pero creo que muy pocos son verdaderos peregrinos. A estas alturas, el camino está muy desvirtuado, cada vez soy más consciente de ello.

Hoy he sentido una rabia terrible, habré recogido al menos unos 15 botes de refrescos del suelo. Es una verdadera lástima.

Después de cuarenta y algún kilómetros he llegado a Sarria. Como ando muchos kilómetros llego siempre de los últimos, pues la gente suele hacer entre los 20 y los 30 km, y hoy he cogido la última cama que quedaba.

Bueno, ha llegado el momento, estoy a 112 km de Santiago y esa locura que rondaba por mi cabeza le ha llegado la hora. Mañana, a eso de las cinco de la tarde partiré hacia Santiago y ya no pararé hasta haber llegado.

Soy consciente de que son muchos kilómetros y que encima me va a tocar caminar de noche, pero creo que seré capaz de hacerlo.

Hasta pronto.

martes, 12 de agosto de 2008

Día 32

12/08/2004

Cacabelos, Pieros, Villafranca del Bierzo, Pereje, Trabadelo, Portela, Ambasmestas, Vega de Valcarce, Ruitelán, Herrerías, La Faba, Laguna de Castilla, O’Cebreiro

La despedida ha sido un poco dura, pero nos hemos dado las direcciones y podremos seguir en contacto.

Hoy tras subir a un puerto importante por una empinada cuesta he llegado a O’Cebreiro. También llovía y he decidido parar aquí.

Por aquí ya empieza a perderse la filosofía del camino y la gente solo lo hace por deporte o por turismo. La verdad es que es una lástima.

He pasado la tarde con Erasmo, un hombre de 41 años que sí sabe lo que es el camino. Se sabía muchas historias y anécdotas, pues no era la primera vez que hacía el camino.

Hemos sido los últimos en acostarnos de todo el albergue.

Hasta pronto.

lunes, 11 de agosto de 2008

Día 31

11/08/2004

El Acebo, Riego de Ambrós, Molinaseca, Ponferrada, Columbrianos, Fuentes Nuevas, Camponaraya, Cacabelos

Antonio tiene 35 años y es de Murcia. No tiene pareja pero dice que esto no le preocupa. A pesar de nuestra de diferencia de edad (mi edad aún se dice con diminutivo; 18 añitos) tenemos grandes conversaciones. Es muy inteligente. Se abre mucho a la gente y es muy simpático. Así es Antonio externamente, pero internamente no podría describirlo, es un hombre de gran corazón.

Floren tiene 25 años y, aunque nació en Galicia, ahora vive en el País Vasco. Trabaja en un pequeño taller de puertas y ventanas, y también es un buen escritor. Es alguien muy especial, creo que su mente, su alma, también busca algo más en este dichoso mundo.

Antonio y Floren tampoco se conocían de antes. Y los tres nos hemos hecho muy buenos compañeros. Hoy he pasado todo el día con ellos.

Hoy duermo en un albergue de Cacabelos porque, aunque quería llegar más lejos, nos ha cogido una tormenta terrible. Es la primera vez que veo caer un rayo tan cerca.

Mañana yo salgo antes que Floren y Antonio, y seguramente llegue más lejos, asique tendremos que despedirnos.

Hasta pronto.

domingo, 10 de agosto de 2008

Día 30

10/08/2004

Astorga, Murias de Rechivaldo, Santa Catalina de Somoza, El Ganso, Rabanal del Camino, Foncebadón, Cruz de Ferro, Manjarín, El Acebo

Por aquí el camino es muy sencillo de andar. Son caminos de tierra bien preparados y señalizados. Llegan a haber una seis o siete flechas en cada cruce.

Justo antes de llegar a Rabanal del Camino he topado con Joaquín y Esther, ninguno nos lo esperábamos. Después de estar un rato hablando nos hemos despedido, pues ellos se quedaban en Rabanal y yo pensaba seguir unos 25 km más.

Nada más salir del pueblo ha comenzado a llover, asique me he puesto la capa de lluvia y he seguido andando. A 16 km de Molinaseca he parado en Manjarín para llenar la cantimplora. Aquí solo había dos habitantes en una casa y todo era en rollo Templario. Era muy chulo. Me he acordado de Silvia, pues me estuvo contando bastantes cosas sobre los Templarios en Albacete.

Una vez provisto de agua he seguido caminando. La lluvia no cesaba.

A unos cinco kilómetros de El Acebo me he cruzado con dos personas y he comenzado a hablar con ellos, bueno, más bien solo con uno de ellos, pues el otro iba muy concentrado en seguir andando porque llevaba muy mal los talones y le dolían mucho (incluso se había quitado las botas y caminaba en chanclas. Llevaba los calcetines empapados).

Cuando hemos llegado casi a la cumbre de la montaña los tres nos hemos detenido de repente. Era una vista increíble, estábamos totalmente rodeados de verdes montañas y unos bancos de espesa niebla se posaba ante ellas.

La niebla se hacía paso entre nuestros pies cuando han empezado a aparecer los primeros rayos de sol. Nos hemos quitado las capas y hemos seguido andando hasta llegar a El Acebo.

Es un pueblo muy antiguo y acogedor. Uno de los que iba conmigo me ha dicho que le recordaba al pueblo donde él nació, incluso me ha explicado la distribución de las casas.

Hemos entrado en un bar (yo pensaba seguir hasta Molinaseca pero ellos, Floren y Antonio, han insistido en que tomara algo con ellos). Al final se han juntado con nosotros dos italianos (Marco y Angelo), dos vascos (Salva y no recuerdo el nombre del otro) y dos madrileños (unos de ellos se llamaba Popi). Acabo de recordar que el segundo vasco se llamaba Iker.

Después hemos salido todos a la plaza del pueblo con algo de vino y una guitarra que llevaba Marco.

Hemos pasado la tarde entera cantando, riendo y hablando; algo increíble. No creo que pueda contar todo lo que hoy me ha ocurrido, solo diré que me siento muy feliz. Hasta pronto.

sábado, 9 de agosto de 2008

Día 29

09/08/2004

Alija del Infantado, La Nora del Río, Navianos, San Juan de Torres, La Bañeza, Toral, Riego de la Vega, Puente Valimbre, Celada, Astorga

Mi guía estaba en un error, la distancia real eran 45 km, pero bueno, ya estoy aquí.

El albergue municipal es una especie de campamento con grandes tiendas de campaña.

Tras una larga siesta, he ido al supermercado y he comprado una lata de callos. Cuando he salido de la tienda de campaña me he dado cuenta de que había llovido y, al parecer, bastante. Ayer también llovió mucho peo, por suerte también por la tarde.

En el albergue hay un hornillo y lo he aprovechado para cenar de caliente.

Después de estar un buen rato hablando con un ciclista me he venido a la cama. Mañana quiero hacer 47 km y llegar a Molinaseca. Hasta pronto.

viernes, 8 de agosto de 2008

Día 28

08/08/2004

Benavente, Villabrazaro, Maire de Castroponce, Alija del Infantado

Hoy, por el camino, me he vuelto a encontrar con Joaquín y Esther. Tras estar un buen rato hablando con ellos he seguido para adelante, pues estos llevaban un ritmo un tanto lento.

Solo con 20 km a las espaldas he parado en Alija del Infantado. Aquí el albergue es de una señora que se llama Sra. Marusa. Es muy simpática y agradable.

En el albergue me he vuelto a encontrar con la pareja, y han dormido en la misma habitación que yo. Por la tarde han llegado tres más que iban en bici. Ellos son Mar, Mery y Álvaro.

Aquí hay una tele y ésta tarde he hecho un intento de verla, pero me he dado cuenta de que, tras un mes sin tele, no me pierdo nada si no la veo.

Mañana llego a Astorga, que está a unos 35 km. Aquí ya cojo el camino Francés. Tengo curiosidad por ver como es por allí el camino. Hasta pronto.

jueves, 7 de agosto de 2008

Día 27

07/08/2004

Villalpando, Cerecinos del Campo, San Esteban del Molar, Benavente

La jornada de hoy ha sido la más dura de todas, y con diferencia. Nada más salir ya he cogido mala dirección y me he dirigido más al norte que para el sur. A causa de este fallo, cuando creía haber llegado a un pueblo por el que tenía que pasar antes de llegar a Benavente, resulta que el pueblo no era el que yo creía.

No me acuerdo del nombre del pueblo, era muy pequeño y parecía un pueblo fantasma. No había nadie a quien preguntar, no había ninguna máquina trabajando en las tierras. Lo único que he visto ha sido un rebaño de ovejas pero, por más que he mirado, no he encontrado a ningún pastor. Aquella escena llegaba a ser un tanto escalofriante. El pueblo tampoco me aparecía en mi mapa. Con ayuda del sol he supuesto la dirección que había tomado y el punto en el que me encontraba. He adivinado, más o menos, la dirección que debía tomar para no dar vueltas ni retroceder y, sin más, me he encaminado cruzando praderas, campos de trigo y demás.

Al cabo de hora y media he encontrado el camino que debía seguir pero al poco rato se ha convertido en una jungla de hinojo. Me ha costado mucho pasar y al final he salido totalmente amarillo a causa del polen que han ido soltando.

Después iba un poco despistado con el camino que debía seguir, pero me he encontrado con Celestino, un labrador de San Esteban del Molar de unos 60 años y me ha indicado el camino que debía coger. Habré estado una media hora hablando con él. Hemos acabado dándonos los teléfonos.

A unos seis kilómetros de Benavente he empezado a sentir un pequeño dolor en el gemelo izquierdo. Conforme pasaban los metros me iba doliendo más, hasta que he llegado a un punto que se me hacía muy difícil andar.

Ya a tres kilómetros de la ciudad he llegado a un cruce de carreteras y autovías. No sabía por dónde cruzar. Cerca de una gasolinera le he preguntado a dos guardias de tráfico por dónde pasar y estos, al principio un poco indecisos, me han indicado el camino. Del camino me separaba una valla bastante alta, y los mismos guardias me han ayudado a saltarla.

Al final, después de ocho horas caminando he llegado a Benavente y he tenido que parar en el primer parque que he encontrado porque el dolor en el gemelo se había hecho muy intenso.

A eso de las siete o las ocho he ido preguntando por un sitio donde pernoctar y ha resultado que aquí hay un albergue para peregrinos. Va ha ser el primer albergue donde pase la noche.

Aquí hay una pareja de mediana edad, Joaquín y Esther, que van andando. También hay dos chicas jóvenes, Laura y Ana, que van en bici. Y después ha llegado otro chico en bici. Todos hemos estado hablando un buen rato, cada uno tenía sus propias anécdotas.

Ha habido un momento que me he quedado solo con el último chico que había llegado, y con él he tenido una muy buena conversación. Los dos tenemos una cosa en común, buscamos algo más en la vida, sabemos que por ahí fuera hay un gran mundo que queremos descubrir y sentir.

Tengo muy claro que esta mañana ha sido la jornada más dura de todas, pero esta mañana he visto algo que no cambiaría por nada del mundo. He visto el amanecer más bonito de mi vida. No quisiera describirlo porque seguramente destrozaría el momento. No ha sido una amanecer cualquiera (llevo casi un mes viendo amanecer y en este había algo distinto, algo especial), era más bien como si el sol estuviera naciendo y diera luz por primera vez a la tierra. Algo precioso.

Hasta pronto.

miércoles, 6 de agosto de 2008

Día 26

06/08/2004

Mota del Marqués, Villardefrades, Villalpando

En efecto, la etapa de hoy ha sido dura. Quizás demasiado. Para salir de Mota del Marques he ido por donde me dijo el labrador. Por el sol he notado que estaba dando un pequeño rodeo y que no estaba yendo directo pero, de todas formas era el único camino.

Al cabo de un par de horas el camino se ha acabado. No sé si porque no había más camino o porque he cogido mal algún cruce. Aún así he seguido para adelante por en medio de una pradera de maleza. Después he llegado a un bosque de árboles frondosos por los que, aparentemente, no se podía pasar pero, con ayuda del bastón, me he ido haciendo paso. Me ha costado mucho.

A partir de aquí he ido improvisando el camino. Me ha tocado cruzar como he podido un rio de unos 4 metros de caudal y, incluso, me ha tocado subir una montaña de la que se me ha hecho muy difícil bajar porque estaba muy inclinada.

Ya era bastante tarde cuando he llegado a Villalpando. Para dormir unas monjas me han dejado un refugio que tenían al lado del convento.

La verdad es que hoy ha sido una aventurilla interesante, he ido caminando por donde a mí me parecía y sin ningún camino marcado.

Mañana llego a Benavente, son bastantes kilómetros y debo descansar. Hasta pronto.

martes, 5 de agosto de 2008

Día 25

05/08/2004

Tordesillas, Vega de Valdetronco, Mota del Marqués

Esta mañana me ha pasado algo curioso. Apenas llevaba una hora caminando cuando, por detrás, se me ha acercado un hombre en bici y ha reducido su ritmo al mío. Tras una serie de preguntas nos hemos dado cuenta que los dos íbamos al mismo sitio: a Santiago. Y lo más sorprendente, los dos salimos del mismo sitio. Resulta que Vicente (así es como se llama) también es de Petrer, él espera hacer el recorrido en solo nueve días.

He llegado a Mota del Marques antes de los que pensaba, la jornada no ha sido muy dura (comparada con otras). Me he dirigido directamente a la casa parroquial y me ha atendido Enrique, uno de los dos curas que aquí conviven.

Enrique es muy amable y bueno (quizás demasiado), mientras que su compañero, del cual no recuerdo el nombre, es un poco más brusco, aunque también muy amable. Los dos llevan viviendo juntos 23 años y, algo que me ha resultado curioso, es que cada semana le toca a uno cocinar, fregar, limpiar la cocina… dicen que así es como mejor se apañan. Antes de irme a dormir he consultado en la guía por dónde debía salir hacia Villalpando y lo he consultado con Enrique. Este me ha dicho que creía que el camino al que la guía hacía referencia no existía, asique me ha acompañado hasta la casa de un labrador (¿Qué mejor conocedor de caminos que éste?).

El labrador ha secundado que no había camino directo a Villalpando y que tendría que dar un buen rodeo. Me ha explicado más o menos por dónde ir y me ha hecho una especie de plano. Espero que mañana acierte con el camino que elija.

Al final se me ha hecho un poco tarde para acostarme porque me he quedado hablando un rato más con Enrique.

La verdad es que acabo cogiéndoles mucho cariño a todas las personas que conozco y luego se me hacen difíciles las despedidas.

Es increíble como la gente, aún sin conocerme de nada me ayuda sin pedir nada a cambio. Me estoy dando cuenta que la humanidad es muy buena y bondadosa (bueno, ya sabemos que hay de todo). Puede ser que nunca vuelva a ver a estas personas que me están ayudando pero estoy seguro que siempre las recordaré. Se han ganado un sitio en mi corazón.

Esta noche dormiré en una cama, cosa que el cuerpo me agradecerá, pues mañana será una etapa muy dura. Hasta pronto.

lunes, 4 de agosto de 2008

Día 24

04/08/2004

Medina del Campo, Rueda, Tordesillas

Lo que me pasó ayer me ha hecho reflexionar. Hay veces que vamos por un camino en la vida por el que todo va bien pero, por circunstancias ajenas a nosotros, se nos complican las cosas, nos estancamos y parece que no podamos avanzar más. En esos momentos pensamos que lo único que podemos hacer es dar marcha atrás y abandonar la dirección que llevábamos. Pero, aunque sea con gran esfuerzo, debemos seguir, seguir avanzando, aunque lo hagamos más despacio, y esperar esa ayuda que, tarde o temprano, llegará de la mano de quien quizás menos te lo esperas. Da las gracias por esa ayuda brindada y, si puede ser, prosigue tu camino con la persona que, desinteresadamente, te ayudó en un momento difícil de tu vida. Nunca olvides a esa persona. Ella nunca te olvidará.

Hoy he llegado a Tordesillas. El ayuntamiento no quería saber nada de mí y he buscado la casa parroquial. He conseguido encontrarla y el cura me ha dejado para mí solo un edificio antiguo donde antes se impartía la catequesis. El edificio es muy grande. Tiene dos pisos y en el centro una especie de patio cuadrado con un pozo de piedra en medio. Todas las habitaciones están llenas de crucifijos, cuadros de la virgen y cuadros con caras de niños tristes. Todas las puertas chillan cuando las abres o cierras. La verdad es que, estar aquí sólo, es un poco escalofriante. Pero no hay más remedio. Voy a tener que dormir en el suelo pero, por lo menos, estoy bajo techo.

Hasta pronto.

domingo, 3 de agosto de 2008

Día 23

03/08/2004

Arévalo, Palacios de Goda, Ataquines, San Vicente del Palacio, Medina del Campo

He salido un poquito tarde del Monasterio porque he pasado un rato largo charlando con Petra en el desayuno.

Como el Monasterio estaba a las afueras de Arévalo, la ruta que mi guía me indicaba me quedaba un tanto lejana. He decidido hacer mi propia ruta.

En un principio me ha ido muy bien, he cogido un camino paralelo a la autovía que iba rumbo noroeste. Al cabo de dos horas, como por arte de magia se me ha acabado el camino. He entrado en un bosque de maleza en el que tenía que pensar cada paso que daba.

Cuando he conseguido salir he llegado a un pueblo, donde me han indicado cómo llegar a Medina del Campo por un camino.

Una vez aquí ya era tarde para preguntar en el ayuntamiento por alojamiento. En la policía no he conseguido nada. Serían ya las ocho cuando he encontrado una iglesia abierta. He hecho la misa y después he ido a hablar con el cura. Éste me ha dicho que justo al lado había un convento de frailes. He convencido a los frailes de que soy creyente y estos me han dado de cenar y una habitación donde pasar la noche.

Yo he cenado solo con cinco frailes (los más mayores) y han sido muy simpáticos.

Debo descansar. Hasta pronto.

sábado, 2 de agosto de 2008

Día 22

02/08/2004

Gotarrendura, Hernansancho, Villanueva de Gómez, El Bohodón, Tiñosillos, Arévalo

Habré llegado a eso de las dos y media. Me he dirigido al ayuntamiento para pedir un sitio donde alojarme y, literalmente, se han deshecho de mí. He conseguido localizar al párroco y me ha informado de que a las afueras había un Monasterio, donde quizás podría quedarme ésta noche.

Me ha recibido la madre Ana y, muy encantadora, me ha dado de comer y me ha ofrecido una habitación. Aquí hay otro inquilino. Una alemana llamada Petra que ha venido a aprender nuestro idioma. Como ella sabe inglés, hemos pasado la tarde entera hablando, yo en inglés (para practicar) y ella en castellano (también para practicar). Ha sido muy agradable.

Mañana será un día duro. Hasta pronto.

viernes, 1 de agosto de 2008

Día 21

01/08/2004

Gotarrendura

Hoy sigo en Gotarrendura. Ayer llegué con un dolor de pies importante y las articulaciones muy resentidas. Decidí quedarme un día para descansar.

Nada más llegar me topé con el alcalde. Fue muy hospitalario y me ofreció el ayuntamiento para dormir. Me explicó que el pueblo estaba de fiestas y podía quedarme tantos días como quisiese. En todo el pueblo lo único que había era un bar que hacía casi de supermercado. El alcalde me llevó al bar y le dijo al dueño del bar que todo lo que yo tomara lo apuntase a su cuenta. Fue muy amable.

Por la tarde empezó a venir mucha gente y conocí a un par de hombres con los que tuve una grata y larga conversación. Perdí la cuenta de las claras (cerveza con gaseosa) que tomamos; los dos hombres insistieron en pagármelas todas, solo pude corresponderles con mis anécdotas del camino.

Luego, ya de noche, conocí a unos amigos. Tenían una especie de casa de planta baja para ellos. Ellos eran, entre otros, el Pelos, el Largo, Miguel y Camarón. Con ellos pasé toda la noche comiendo pipas y charrando (hasta las 5 de la madrugada). Resultó que teníamos los mismos gustos musicales. Fue un gran día. Hasta hoy había pasado la mayor parte del tiempo solo.

Hoy descansaré y mañana saldré hacía Arévalo. Hasta pronto.