martes, 5 de agosto de 2008

Día 25

05/08/2004

Tordesillas, Vega de Valdetronco, Mota del Marqués

Esta mañana me ha pasado algo curioso. Apenas llevaba una hora caminando cuando, por detrás, se me ha acercado un hombre en bici y ha reducido su ritmo al mío. Tras una serie de preguntas nos hemos dado cuenta que los dos íbamos al mismo sitio: a Santiago. Y lo más sorprendente, los dos salimos del mismo sitio. Resulta que Vicente (así es como se llama) también es de Petrer, él espera hacer el recorrido en solo nueve días.

He llegado a Mota del Marques antes de los que pensaba, la jornada no ha sido muy dura (comparada con otras). Me he dirigido directamente a la casa parroquial y me ha atendido Enrique, uno de los dos curas que aquí conviven.

Enrique es muy amable y bueno (quizás demasiado), mientras que su compañero, del cual no recuerdo el nombre, es un poco más brusco, aunque también muy amable. Los dos llevan viviendo juntos 23 años y, algo que me ha resultado curioso, es que cada semana le toca a uno cocinar, fregar, limpiar la cocina… dicen que así es como mejor se apañan. Antes de irme a dormir he consultado en la guía por dónde debía salir hacia Villalpando y lo he consultado con Enrique. Este me ha dicho que creía que el camino al que la guía hacía referencia no existía, asique me ha acompañado hasta la casa de un labrador (¿Qué mejor conocedor de caminos que éste?).

El labrador ha secundado que no había camino directo a Villalpando y que tendría que dar un buen rodeo. Me ha explicado más o menos por dónde ir y me ha hecho una especie de plano. Espero que mañana acierte con el camino que elija.

Al final se me ha hecho un poco tarde para acostarme porque me he quedado hablando un rato más con Enrique.

La verdad es que acabo cogiéndoles mucho cariño a todas las personas que conozco y luego se me hacen difíciles las despedidas.

Es increíble como la gente, aún sin conocerme de nada me ayuda sin pedir nada a cambio. Me estoy dando cuenta que la humanidad es muy buena y bondadosa (bueno, ya sabemos que hay de todo). Puede ser que nunca vuelva a ver a estas personas que me están ayudando pero estoy seguro que siempre las recordaré. Se han ganado un sitio en mi corazón.

Esta noche dormiré en una cama, cosa que el cuerpo me agradecerá, pues mañana será una etapa muy dura. Hasta pronto.

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