16/08/2004
Arca, Amenal, Cimadevila, San Paio, Lavacolla, Vilamaior, San Marcos, Monte do Gozo, Santiago de Compostela
He llegado a Santiago a eso de las 11. Ayer no me equivocaba, hoy ha llovido mucho, ha sido una llegada un tanto mojada.
Nada más entrar en Santiago la gente iba muy deprisa para llegar a la catedral. Yo, un poco precavido, me he dirigido a la oficina de información que hay al principio de la ciudad para preguntar por la ubicación del albergue.
He conseguido plaza en el albergue y he descargado las cosas para dirigirme, ahora sí, a la catedral.
Nada más salir del albergue me ha llamado Pedro. Él y Esther llegaron ayer, y hoy cogían el autobús de vuelta a casa. Ellos ya estaban por el centro de Santiago y hemos acordado encontrarnos en la oficina del peregrino, donde yo tenía que recoger la Compostela.
Estaba un poco diferente de cuando lo vi por última vez, su barba es más densa y su moreno más oscuro.
Después de hablar un rato con ellos parece que no han disfrutado al máximo su camino.
Hemos comido juntos, hemos visitado el museo y hemos dado unas vueltas por la ciudad. La despedida no ha sido muy larga, pues en pocos días nos veremos de nuevo.
No he sentido una extrema satisfacción al llegar a Santiago, pues mi camino aún no ha llegado a su fin. Mañana partiré hacia Fisterra, creo que en tres días habré llegado.
Mis últimos tres días han sido muy duros y estoy muy cansado. Hasta pronto.
sábado, 16 de agosto de 2008
Día 36
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